martes, 27 de marzo de 2012

Refresco

Ahí va una sencilla oración de la maravillosa Gloria Fuertes. En adelante pondré algo sobre este grandísimo personaje.


Que estás en la tierra, Padre nuestro,
que te siento en la púa del pino,
en el torso azul del obrero,
en la niña que borda curvada
la espalda, mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En el surco,
en el huerto,
en la mina,
en el puerto,
en el cine,
en el vino,
en la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
donde tienes tu gloria y tu infierno
y tu limbo; que estás en los cafés
donde los pudientes beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en un banco del Prado leyendo.
Eres ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.

Padre nuestro que estás en la tierra,
en la cigarra, en el beso,
en la espiga, en el pecho
de todos los que son buenos.

Padre que habitas en cualquier sitio,
Dios que penetras en cualquier hueco,
Tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos
los que luego hemos de ver,
donde sea, o ahí en el cielo.

jueves, 22 de marzo de 2012

Nacer porque está cerrada la farmacia

La triste realidad de nuestra conciencia pasa por negar aquello que no somos capaces de ver. Ello tiene una curiosa simetría con la ausencia de fe de esta nueva sociedad. Saturados de información, tanto de la que necesitamos como, sobre todo, de la que no necesitamos, apartamos de la mesa aquello que no percibimos con los sentidos, es decir, lo que no es material. Si a esto le sumamos la tremenda manipulación de muchos medios, organismos y fenómenos afines, sobre todo, a la juventud, nos encontramos que algo que nos confirma la misma ciencia (la que sí que sólamente se basa al 100% en lo que se puede percibir por los sentidos) también es reducido a cenizas.

He hablado con mucha gente que justifica el aborto y ninguno es capaz de defender el argumento (también llamado "excusa") que toma para ello, de manera que topicazos como  "todavía no es persona", "no ha desarrollado aún los sentidos" o "la madre decide" se van al garete con réplicas como "cuándo se empieza a ser persona", "¿tienen derecho a la vida los sordos, mudos, deficientes o parapléjicos?" o "yo soy hijo de mi madre, ¿le da derecho ahora a matarme?" Basta de hipocresía, hombre. Cada una de esas excusas sirven para despistar aún más a los que aún están en la escuela, los que están aprendiendo. Si un profesor expone a sus alumnos el dilema de si una violación puede servir como excusa para abortar, se está planteando realmente la posibilidad de valerse de una desgracia para justificar un delito. Para empezar, la inmensísima mayoría de los abortos cometidos en nuestro país no provienen de violaciones, por tanto aparquemos absurdos supuestos que no sirven para nada. Lo segundo, hay que hacer hincapié en que si una violación supone un trauma (un penoso trauma que conlleva una penosa consecuencia) optar por el aborto carece de sentido puesto que es un asesinato que agravaría la ya de por sí traumática violación. Alguien me podría plantear lo siguiente: "claro, como no te ha pasado a tí... Me gustaría verte en la situación de la mujer que ha sido violada..." Pues no debe ser fácil ponerse en esa situación. Es fácil que una mujer vea en ello una salida evidente y rápida, pero hay que ser cauto, puesto que también sabemos que si alguien, por ejemplo, cometiese un crímen contra algún miembro de nuestra familia, nuestra reacción sería la venganza, aún sabiendo que nuestra ley no nos lo permite, aún sabiendo que matar a un asesino no lleva a ningún sitio (por ello en los países más civilizados se ha abolido la pena de muerte) En frío todo el mundo condenamos la pena de muerte. Todos consideramos un país como digno y civilizado si no tiene en sus códigos penales la muerte como pago a un delito. Por ello, pues, no nos confundamos al creer que se puede disolver el dolor (o incluso aliviar) de una violación cometiendo un asesinato, porque lo que ocurre siempre es que el dolor se duplica. No sólo lo dicen los profesionales de la psicología; lo dicen las víctimas.

Llevando la polémica a algo más cercano que una violación, escuchamos el clásico "la madre es libre para decidir", la típica coletilla del que quiere formar parte del rebaño progresista, el que priva precisamente de libertad a aquel que ya ha empezado a vivir. Recordemos que la ciencia fija el inicio de un ser humano en el momento en el que se crea una nueva cadena genética que se corresponde con una de la especie "humana", es decir, desde el mismo punto de la concepción, en el cual, fruto de la unión de dos células se genera una nueva con un nuevo ADN. Ese es el punto desde el cual la ley debería proteger la vida humana (ya lo hace, por ejemplo, para proteger la vida de muchos animales, como por ejemplo, el lince ibérico, ¿os acordáis?) Si preguntamos a un católico (o a cualquiera que tenga una forma de pensar un poco más profunda y extraterrenal) por el momento en el que una persona adquiere su condición humana, probablemente te responda que una persona lo es desde el momento en el que existe en la mente de sus padres. La única legislación que regularía entonces la vida sería el sentido común y la propia condición ética del indivíduo. Tanto si queremos ser amparados por una ley o por otra, la afirmación de que la madre es libre para decidir sobre la vida de su hijo la podríamos extrapolar y veríamos el dislate que sería decir que cualquier madre puede matar a sus hijos o nietos por el mero hecho de que son su "propiedad". Así de crudo, así de absurdo y así de claro. Pero somos tan pseudomaterialistas que optamos, sin ser capaces de decirlo, por defender el aborto en los casos de embarazos de menos de 14 semanas porque lo que hay dentro aún no se parece a nada, porque nuestra conciencia aún no le pone cara a la criatura y porque siento el respaldo de muchos millones de personas que piensan como yo. Un cigoto no es un ser humano porque aún YO no le he asignado sentimientos. No es un ser humano porque no me lo imagino. No es un ser humano porque es tan pequeño que yo no podría verlo. No es un ser humano porque hay una caterva de presumidos sabelotodos que afirman que no lo es. Dicha afirmación aliña la incomodidad que me causaría ser madre o padre tan jóven, o sin dinero o sin esperanzas. No debe ser tan malo cuando hay tanta gente que piensa que estar embarazada es tener un ser "no vivo" en  el seno de una. Mal de muchos, consuelo de tontos.

El colmo de esta hipocresía tiene forma de píldora. La misma que se receta por televisión o por internet, la que toman los enfermos de moral, el placebo de la indiferencia. De una persona que no muestra respeto por sí misma ni por su integridad como persona se puede esperar que no lo muestre por otra, aunque ésta se aletargue en su seno. Así pues, argumentos como la dificultad económica, las penurias que atraviesa la sociedad o afirmar que por el hecho de ser un hijo "no deseado" se convertirá en un hijo "no querido" sirven de catapulta que llevará a la desafortunada (afortunada para muchos, no desesperemos) a una farmacia para sepultar un poquito más de esta dignidad que tanto ridiculiza Wyoming. Sería, pues, un fracaso para nuestra sociedad tener entre nosotros a una persona que haya nacido porque todas las farmacias estaban cerradas.