En vista de lo que ha ocurrido en las urnas este pasado domingo hemos de tomar unas conclusiones. A diferencia de lo que circula por muchos perfiles de Facebook de algunos amigos míos, yo pienso que la situación era insostenible, y que era tan necesario quitar al gobierno socialista como imponer a un gobierno sólido. En dichos perfiles de Facebook se ridiculiza al gobierno de Rajoy, paradójicamente sin haber tomado aún posesión, y se critica a la sociedad española por los resultados obtenidos, teniendo en cuenta que el resultado no sorprende a nadie. Según ciertas opiniones, la sociedad es incongruente, absurda, y los españoles somos "unos borregos", como afirma una amiga manchega. Ahora somos unos borregos pero antes no, hace 4 años, cuando la gestión del líder "de la ceja" estaba más que en tela de juicio y se vislumbraba la crisis, entonces la sociedad dormía sobre la plena confianza y la tranquilidad del trabajo bien hecho. Entonces, cuando el PSOE obtuvo unos buenos resultados, los españoles no éramos unos borregos. La primera en la frente. Se bromea con el éxito obtenido este domingo por la derecha, apelando a que viajaremos al 36, que ya están aquí. Rubalcaba presumía de ser socialista como Largo Caballero. Me gustaría recordar que el socialista Largo Caballero dijo (en plena época republicana) que si la derecha ganaba las elecciones no quedaría más remedio que coger las armas. Toma socialismo. No debería dar importancia a este tipo de comentarios, pero la realidad es que me dan que pensar, porque, haciendo un esfuerzo para ser parcial, en este caso creo que ha sido un fanatismo socialista quien más se ha esforzado en trasladarnos a antiguas y amargas etapas de la historia de España. No se, la realidad debe ser muy distinta dependiendo de los cristalinos de cada individuo. Ya veremos.
Con los pies en la tierra, creo que debemos dar valor tanto a las palabras como a los hechos, o mejor dicho, a cómo se corresponden las palabras con los hechos. Mariano Rajoy dijo que se iba a entregar para gobernar para todos los españoles (hecho que se ha ridiculizado. Quizás debería haber dicho que iba a gobernar para unos pocos, o tal vez no debería haber dicho nada, pero creo que de todas formas la crítica fácil estará muy presente en el futuro próximo) Mariano Rajoy dijo que la solución a nuestro problema no va a ser fácil (la gente ridiculiza los recortes que lógicamente se van a llevar a cabo). Mariano Rajoy nunca ha dicho que los homosexuales no se pueden casar (dice que es partidario de que simplemente se le cambie el nombre, que no se llame matrimonio. Es una tontería, pero es la diferencia que existe entre eso y oponerse a que se casen) Mariano Rajoy pretende que se frene la diferencia que hay entre ricos y pobres, la cual ha sido mayor a medida que han pasado estos 8 años (ahora hay que ver cómo lo lleva a cabo) Mariano Rajoy quiere mejorar las condiciones laborales de los trabajadores (empezando simple y llanamente con que empiecen a trabajar) Cabe destacar la desproporción de la crítica, siendo más fuerte a los recortes que aún no se han hecho que a la mala gestión que los ha provocado) Mariano Rajoy dijo que va a ser equitativo y solidario (la gente sigue ridiculizando las palabras y llaman al éxodo nacional. El éxodo viene ahora, y no cuando nos hemos bajado los pantalones ante los nacionalistas, ante la chabacanería y ante la manipulación) Cualquier gesto de la derecha es ahora ridiculizado. Todo es objeto de chanza y de humor de monólogo, pero nos olvidamos de que España ha respondido a un estímulo, y esa respuesta era la más esperada, tal y como respaldaban todos los sondeos y encuestas previos a las elecciones. Valoremos con esperanza al nuevo gobierno cuando comprobemos si se corresponde lo que ha dicho con lo que haga, y no antes. Lo digo porque parte de la sociedad ya lo está haciendo. Ante tal comportamiento se me plantea, pues, una cuestión: ¿Sigue habiendo un electorado parcial e irracional? Evidentemente que sí. La prueba de mi afirmación es la lectura en el número de votos obtenidos. En dicho escrutinio se observa que el Partido Popular obtiene un pelín más de votos que en 2.008, pero el PSOE pierde más de 4 millones de votos, que se reparten, mayoritariamente entre partidos minoritarios. No son absurdos esos 4 millones de votos que emigran, sino los 7 millones de españoles que confían en el PSOE que nos ha colocado en la situación actual y que pretendía dar continuidad a la dinámica en los principales aspectos de la política socialista. Y mucha gente no lo ve. Millones de personas no lo ven. Son gente verdaderamente parcial, firme a un partido pase lo que pase. Ridiculizan, teatralizan y prostituyen a la derecha, y ello me preocupa. Ea.
Una de las materias que merece una atención especial del nuevo gobierno es la de normalizar una situación de tensión social auspiciada por sectores que pretenden radicalizar problemas que no existen. Tales manipulaciones tienen que ver con la homosexualidad, la privatización, la religión, la educación, la "memoria histórica" (cada vez que digo estas dos palabras tengo que tomarme un omeoprazol) y otras muchas cuestiones que han propiciado la discordia y el absurdo enfrentamiento. No obstante, una gran parte de la sociedad esperamos que se lleven a cabo medidas como la derogación de algunas leyes cuyo fundamento tiene sentido en las cabezas de las personas que hacían un gesto con su dedo índice imitando una ceja. Teniendo en cuenta que este gobierno pretende gobernar para todos, espero la anulación de leyes como la del aborto, la del "matrimonio" homosexual (ésta más bien se debe pulir), la Ley de Educación, la ley que se hizo para cambiar la ubicación de los papeles del Archivo Nacional de la Guerra Civil de Salamanca a Cataluña (toma ya, una ley para eso), la Ley de Igualdad (si alguien la necesita creo que es quien la respalda, es de cajón), la Ley de Memoria Histórica, la Ley de Financiación Autonómica, la Ley Sinde y los traductores del Congreso de los Diputados (manda huevos), entre otras que ahora mismo no me acuerdo. Son leyes que complican la ya de por sí delicada situación de nuestro país. Rajoy tiene que mejorar la situación de 5 millones de parados, y al mismo tiempo tiene que hacer recortes sociales (porque hay que hacer recortes y ajustes sociales, no nos engañemos) Tiene que reducir los recursos de las administraciones públicas, lo hará, y debe suprimir muchos agujeritos que vacían un gran volúmen de las arcas públicas. Todo ello se complica si la gente no confía en que deba ser así, y mucho más aún si hacemos de la chabacanería el pan de cada día. La sociedad debe madurar y dejarse de tonterías. La debacle socialista no es casual ni aleatoria. Hay 4 millones de personas que así lo creen, pero también hay casi 7 que creen que no. Ahora tenemos una realidad, y es que España está en muy malas condiciones y son necesarias unas medidas muy incómodas. Mucho me temo que esas medidas serán duramente criticadas por los 7 millones de personas que no querían un cambio.
Debemos empezar a valorar la capacidad de nuestros políticos, y no su simpatía. Debemos tener espíritu crítico, pero no del de plástico, sino del de verdad, del que necesitamos. Debemos sepultar la idea de que "mi ideología es esta, y pase lo que pase, sea quien sea el que se presente, cualquiera que sean las circunstancias, el color de mi sangre es este y mi papeleta siempre tendrá estas siglas", porque eso nos aleja de la prosperidad y del buen camino. Mientras no se cambie esa mentalidad, mal vamos. Mientras siga existiendo el fascismo en las cabezas de los resentidos, el avance se relentiza e impide el progreso (por cierto, ¿por qué se acusa a los votantes del PP de fascistas? No lo entiendo, y nadie me sabe decir por qué...) Sólo espero que vuelva el RESPETO al día a día de nuestra sociedad, que mis amigos aparquen sus prejuicios, que sepan buscar la información "veraz" y puedan distinguirla de la manipulación, que se basen en los hechos. Que no pretendan entrar a formar parte del "catálogo" social que tantísimo daño nos hace. Ojalá valoren más el corazón de las personas que el símbolo que figura en la papeleta de su voto. Confío en que nos visite la madurez y se quede un buen tiempo entre nosotros. Falta nos hace